Alzada en limpia sinrazón altiva
–pedestal de crepúsculos soñados–,
¿subes orgullos, bajas derrocados
sueños de un dios en celestial deriva?
¡Oh, tantálico esfuerzo en piedra viva!
¡Oh, aventura de cielos despeñados!
Cuenca, en volandas de celestes prados,
de peldaño en peldaño fugitiva.
Gallarda entraña de cristal que azores
en piedra guardan, mientras plisa el viento
de tu chopo el audaz escalofrío.
¡Cuenca, cristalizada en mis amores!
Hilván dorado al aire del lamento.
Cuenca cierta y soñada, en cielo y río.
Y así es cómo describe el poeta Federico Muelas a la ciudad de Cuenca, capital de la provincia homónima y a tan solo 30 minutos desde nuestro complejo de Turismo Rural Los Clásicos de Cuenca. Con la distinción de Patrimonio de la Humanidad desde hace casi 25 años, la ciudad ofrece al visitante un sinfín de recursos turísticos.
Cuando pensamos en Cuenca, lo primero que se nos viene a la cabeza es su característico estilo arquitectónico medieval, en el que destaca un edificio por antonomasia. Ese es el de las Casas Colgadas, una serie de balconadas que se asoman a la hoz del río Huécar, dejando anodadando a quienes se atreven a acercarse.
Casas colgadas y museo de arte abstracto
Para poder ver en todo su esplendor este tipo de construcción, deberemos acercarnos hasta el puente de San Pablo, junto al Parador Nacional de Turismo, donde a parte de las Casas Colgadas, disfrutaremos de una amplia panorámica de toda la hoz del Huécar y de las diferentes construcciones.
Si lo que queremos es conocer asomarnos a la hoz desde el propio balcón… ¡Podemos hacerlo! Para ello, tendremos que acceder al interior del Museo de Arte Abstracto Español, que durante este 2020 tiene visita gratuita, en donde varias de sus salas se encuentran sobre dichos balcones.
Además, en este museo único de España, ya que fue el primero del territorio nacional que se abrió sólo con el arte de las corrientes modernidas de mediados del siglo XX, podremos disfrutar de una nutrida colección de obras de artistas tan reconocidos a nivel internacional como Fernando Zóbel, Antonio Saura, Chillida, Gustavo Torner o Gerardo Rueda.
Una vez que hemos salido, en la plaza que da acceso a este museo, podemos disfrutar de otra de las maravillas de la arquitectura conquense de su Casco Antiguo. Se trata del mirador hacia el barrio de San Nicolás, donde el turista podrá observar los conocidos “rascacielos de Cuenca”.
Una serie de edificios también construidos hacia la Hoz del río que, por la entrada en la calle Alfonso VIII, podemos observar que apenas tienen 4 o 5 alturas, pero que observados desde esta zona, se pueden ver hasta un total de 10 plantas. Este modo característico de construcciones ha hecho que a Cuenca también se la conozca como la Nueva York medieval.
Catedral de Cuenca
Subiendo hacia arriba desde esta plaza, llegaremos hasta la archiconocida Plaza Mayor de Cuenca, en donde encontramos el edificio característico de la capital_ su catedral. Esta mezcla todos los estilos arquitectónicos presentes en la historia del arte: desde el románico en sus primeras columnas que se construyeron en el centro del templo, hasta el neogótico de su fachada, reconstruida hace 120 años y que aún no ha sido terminada.
Todo el interior se encuentra en estilo gótico, con sus arcos de medio punto, y un coro central que fue realizado en estilo renacentista. Las capillas recogen una diversidad de estilos: desde el gótico al renacentista, pasando por el barroco y los nuevos estilos.
Nuevos estilos porque, en una ciudad pionera en enseñar a España el arte abstracto, sus vidrieras fueron reconstruidas tras la guerra civil y fueron encargadas a los artistas que habían fundado dicho museo. De esta forma, las vidrieras de estilo abstracto dejarán al turista impresionado por su magnífica fusión con el resto de estilos imperantes dentro del templo.
En la misma Plaza Mayor también encontramos diferentes locales donde poder comer y tomarnos un descanso en nuestra visita, pero sin duda lo que más llamará nuestra atención será la fachada de su ayuntamiento.
Construida dicha fachada en estilo barroco con el objetivo de cerrar la plaza al estilo de las de Madrid o Salamanca, ofrece al turista otro ejemplo más de la variedad arquitectónica de la ciudad. Además, esta fachada por las noches ofrece un juego de luces más que interesante para ser visitado.
Museo de las ciencias
Una vez que cruzamos los arcos del ayuntamiento, podemos encontrar unas pequeñas escaleras que suben hacia una pequeña callejuela. Tras un minuto de subida, llegamos a la Plaza de la Merced, donde podemos encontrarnos con dos edificios característicos: el primero de ellos es el seminario provincial, con su preciosa fachada. El otro, el museo de las ciencias de Castilla-La Mancha.
Museo que, al igual que el anterior, durante este 2020 también tiene su entrada gratuita. Aunque por motivo de la pandemia del coronavirus no podemos disfrutar al 100% de la experiencia de este museo, ya que no se pueden tocar los diferentes elementos, ofrecerá al visitante una nutrida experiencia en donde se pondrá de manifiesto el origen del espacio, la diferencia de gravedades en los diferentes planetas del sistema solar, o un viaje sobre cómo es la investigación espacial.
En su planta de arriba, podremos observar y aprender más sobre las energías renovables, la sostenibilidad de los entornos naturales así como la formación de huracanes o funcionamiento de los diferentes tipos de energías limpias.
Por último, dentro de este museo podremos disfrutar de su maravilloso planetario, donde a través de varios documentales podremos conocer más sobre cómo se creó el sistema solar así como del origen de nuestro planeta.
Museo de Paleontología
Si hay un museo que sin duda está siendo pionero en Cuenca desde su inauguración allá por 2015, ese es el Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha. Al igual que los anteriores, su visita también es gratuita este año, y este verano de 2020 se ha consolidado como el más visitado de Castilla-La Mancha.
Para visitar este museo tenemos que salirnos del Casco Antiguo e ir hacia lo alto del barrio de Los Tiradores. Allí, una vez aparcado el coche, podemos subir hacia los jardines del museo, en donde encontraremos diferentes recreaciones de dinosaurios a tamaño natural, con los que podremos fotografiarnos.
Al mismo tiempo, podemos observar una de las que quizás sean las vistas más bonitas del Casco Antiguo de Cuenca y, como aliciente, en este jardín encontramos el según banco más bonito de España, en el que nos podremos sentar y disfrutar de la arquitectura medieval del Casco de la mejor manera posible.
Una vez lo hemos disfrutado, podemos acceder al interior de este museo, donde el visitante podrá encontrar diferentes fósiles y recreaciones de dinosaurios, así como recorrer las diferentes etapas históricas de la tierra desde su creación hasta la extinción de los dinosaurios.
En ellas podremos observar fósiles de diversos yacimientos de Castilla-La Mancha, especialmente de la provincia de Cuenca, donde se ha hallado una especie única de dinosaurio que pobló la tierra: el concavenator, más conocido como Pepito.
Otros rincones de Cuenca
Después de esta visita, y antes de volver a Los Clásicos de Cuenca, podemos seguir exprimiendo nuestra jornada de turismo por esta ciudad Patrimonio de la Humanidad recorriendo las callejuela del Casco Antiguo y descubriendo enclaves como la Torre de Mangana o la Ermita de la Virgen de las Angustias, conocer toda la riqueza de su Semana Santa en su museo homónimo o haciendo jornadas de senderismo con la subida al Cerro Socorro o por los senderos de la hoz del río Júcar que parten desde el paraje del Recreo Peral.
Tampoco deberemos perder la oportunidad de visitar su parte más alta, conocida como el barrio del Castillo, donde podremos contemplar la antigua muralla musulmana que servía de defensa de la ciudad cuando esta fue fundada en torno al año 800, así como los amplios miradores hacia la hoz del Huécar y la parte baja desde esta zona. Además, entre las piedras y las paredes de roca de la hoz, podremos encontrar las ruinas de la casa del poeta más conocido de Cuenca, Federico Muelas.
Toda una ciudad en la que dejarse perder durante una jornada para impregnarnos de la esencia medieval y de la naturaleza que, capricho de los años, han creado en Cuenca una ciudad maravillosa que sabe conjugar en su casco histórico naturaleza, arquitectura y sosiego.